martes, 10 de junio de 2014

Cultura Paracas

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La cultura paracas o cultura de Paracas es una cultura arqueológica del Antiguo Perú originada a finales del periodo formativo superior, alrededor del 500 a. C. alrededor de la península de Paracas. La península en cuestión se sitúa entre los ríos Ica y Pisco en el actual departamento de Ica. Desde aquel punto de partida, los paracas lograron dominar aproximadamente desde el rió Cañete, al Norte hasta Yauca, al Sur, teniendo como centro a la ciudad de Ica.

Los expertos discuten sobre una filiación con la cultura de Chavín, una de las más antiguas del Perú, pero el origen de la cultura de Paracas es todavía un misterio, aun para los arqueólogos. Se dice también que fue una cultura de “amortiguamiento” entre la cultura de Chavín y la cultura de Tiahuanaco
DESCUBRIMIENTO DE LA CULTURA PARACAS

El descubrimiento de la cultura de Paracas lo hizo el célebre arqueólogo peruano Julio César Tello en 1925 al descubrir restos paracas en cavernas. Toribio Mejía Xesspe descubre las necrópolis de los paracas en 1927. Durante 20 años, estos y otros arqueólogos se dedicaron al conocimiento en profundidad de esta cultura, a través del estudio de numerosos sitios. Sus trabajos más importantes consisten en las excavaciones de patrones funerarios paracas. Son estos que, gracias a su riqueza en textiles, darán la topología, usada hasta hoy de la historia de la cultura paraca. Entre los años 1923 y 1925, Tello tuvo la oportunidad de visitar la península en repetidas ocasiones, dándole así la oportunidad de descubrir una necrópolis que contenía más de 400 momias con sus envoltorios funerarios.

HISTORIA DE CULTURA PARACAS.

A finales del Período Formativo Superior (500 a.C) florece en la Península de Paracas una cultura extraordinaria por su gran aporte a la tradición textil peruana. En 1925, el arqueólogo peruano Julio C. Tello descubre en los cementerios de Cerro Colorado y Cavernas cuatrocientos veintinueve fardos funerarios, muchos de los cuales contenían hasta dieciséis mantos además de esclavinas, turbantes, paños y demás adornos de uso personal. Tello, con base en el patrón de enterramiento, divide a la cultura Paracas en dos épocas. Los tejidos Cavernas se caracterizan por ser de tipo geométrico y rígidos, predominando la técnica de doble tela.

En ellos existe aún una fuerte geometrizados con cabellos serpentiformes. Los tejidos Necrópolis, en cambio, presentan mayor maestría y delicadeza en los diseños debido a que eran bordados, lo cual permitía obtener hermosos motivos y creaciones llenas de color.

Se representa personajes sosteniendo báculos o cabezas trofeo con fajas que atan a su cintura y se transforman en serpientes bicéfalas, con tocados rematados en un cuchillo ceremonial, nariguera, bigotera, etc. En segundo orden, destacan los diseños naturalistas tomados tanto de flora y fauna tales como: serpientes, aves, felinos, peces, frutos, flores, etc. A esta época corresponden los mantos ceremoniales que se caracterizan por presentar una tela llana base sobre la cual se bordan los motivos decorativos en lana de camélido teñido en la más diversa armonía de colores, haciendo de estos tejidos los más bellos del arte textil precolombino.

UBICACIÓN GEOGRÁFICA

Su centro principal podría ser el sitio Peña de Tajahuana, en el valle de Ica, a 300 km. al sur de la ciudad de Lima ya que Los restos arqueológicos se localizan en la península de Paracas, a 18 Km. Al sur de Pisco (Ica). La cultura Paracas se desarrolló durante el período denominado Horizonte Temprano. Fue descubierto por el arqueólogo Julio C. Tello, quien, al conocer el sitio de Cabezas Largas, creyó haber descubierto el lugar de origen de las grandes culturas del sur. Paracas fue dividido en dos períodos

Estudios posteriores a los de Tello demostraron que el desarrollo de esta cultura había sido más largo y complejo. En la segunda fase de Paracas podemos encontrar aldeas, una de ellas en el área de Cerro Colorado, y la otra en Arenas Blancas. Paracas fue el antecedente de la cultura Nasca, que se desarrolló años después en esa área.

PARACAS DE LAS CAVERNAS

La limitación temporal de la cultura paraca que lo descubrió de las cavernas va desde el 700 hasta el 200 a. C. Es a las orillas del río Ica, por el sector de Ocucaje, ahora grande productores de pisco, que se desarrolló primeramente este grupo humano. ¿Por qué se denomina a este periodo como “cavernas”? Este nombre viene de la forma de sus sepulturas.


Estas eran características, se realizaban como enterramientos subterráneos, dentro de excavaciones en roca, con forma de “copa invertida”. Estas excavaciones tenían un diámetro de hasta 6 metros, en donde colocaban el cadáver junto con ofrendas y numerosos textiles que servirán posteriormente al estudio. Dentro de una sola tumba se encuentran varios cadáveres, solo que no tenemos ningún indicio de que sean parte de la misma familia estos sepulcros comunitarios.
LA METALURGIA PARACAS.

Los plateros (hombres dedicados al trabajo con los metales) eran muchos en el imperio, pero no era ésta la razón por la que tuvieran que inventar más instrumentos para trabajar; con las pocas herramientas que utilizaron pudieron hacer unas artesanías muy bellas. No supieron sacar el hierro de las minas (en las cuales había un montón) pero sí supieron aprovechar el oro y utilizar un material para cada cosa.

El oro para sus adornos y sus dioses, la plata para los espejos (los que pertenecían a las mujeres de sangre real tenían un cuidado especial: se brunían para sacarles brillo y verse mejor) para las herramientas de los purics, y con el cobre hacían platos, vasijas, etcétera.

Como yunque usaban unas piedras amarillas y verdes, muy duras, las aplanaban y alisaban unas con otras. Los martillos no tenían mango, eran cubos de diferentes tamaños, el más grande abarcaba toda la mano, para golpes más grandes, otros medianos, otros chicos y otros alargados para martillar formas cóncavas.

Fundían a poder de soplos con unos canutos largos de media braza depende la cantidad de metal que se quiera fundir. Al sacar el metal del fuego lo agarraban con unas varas de madera o de cobre, y lo colocaban en un recipiente con tierra humedecida, y lo iban dando vuelta a medida que se enfriaba para poder agarrarlo con la mano. Se dieron cuenta muy fácilmente que el humo era tóxico y por eso hacían las fundiciones en lugares destechados.

LA ARQUITECTURA.

Arquitectura: es de alargados edificios de plantas rectangulares que adoptan por lo general una orientación de este a oeste y se componen de una serie de recintos, cercados por altas murallas y plataformas cuya altura aumenta gradualmente. Tienen ambientes alineados y cuartos subterráneos se distribuyen en la parte superior de las terrazas. Los constructores usaron adobes hechos a mano.

CERÁMICA DE LA CULTURA PARACAS.

En cuestión de cerámica, esta se caracteriza por representar a sus posibles deidades: el jaguar y la serpiente. Las vasijas son de forma globular, con doble pico y asa puente. Esta es usada por primera vez en la cultura de Paracas pero será adoptada por las culturas que en el El entierro de las momias paracas tenían una profundidad de 6 a 7 metros, esto se debe a que dentro de su cosmovisión, se creía que la Pachamama estaba en la profundidad de la tierra. Las deformaciones craneanas se realizaron para colocar un llauyo, y regir las clases sociales. En esta etapa la capital fue Tahawana.
LA CERÁMICA
Algunos lo consideraron el representante directo del hombre, pero hoy se sabe que muchos austratopithecus anteriores poseían rasgos semejantes. Son los primeros homínidos que se distribuyeron ampliamente por la superficie del planeta, llegando hasta el sudeste y este de Asia. Poseían un cerebro mayor que el del homo habilis: alrededor de 800 centímetros cúbicos. Conocían el uso del fuego y fabricaron la primera hacha de mano. El primer homo erectus fue encontrado en java (Oceanía) a fines del siglo pasado. El hallazgo de restos de homínidos de esta especie en las cavernas de Pekín permitió la reconstrucción de algunos aspectos de su vida.

Los Fardos Funerarios El arte de la momificación es uno de los aspectos culturales paraquenses, que se desarrolla especialmente durante la fase Paracas Necrópolis que se halla envuelto el cadáver con objeto de su inhumación. Los cadáveres antes de ser ENFARDELADOS y enterrados pasaban por un PROCESO DE MOMIFICACIÓN que recuerda al egipcio:Le abrían el tórax a través del esternón y le extraían los pulmones y el corazón, procediendo de igual modo con la masa intestinal y vísceras, que sacaban a través de un corte longitudinal o transversal.

Por medio de incisiones en las extremidades le extraían los músculos. Por las fosas nasales o por la base del cráneo (si se hallaba separado del cuerpo), le extraían el cerebro. Después el cadáver era rociado con distintas sustancias químicas y expuesto al fuego o los rayos de sol, motivo que es el que explica el ASPECTO “QUEMADO” o AHUMADO de distintas partes de la momia. Finalmente, el cadáver era reducido al mínimo de su volumen con el fin de ser enfardelado.

CONOCIMIENTO DE MEDICINA Y CIRUGÍA.

Sus características físicas son las mismas que las del hombre actual. Su capacidad cerebral es de alrededor de 1400 centímetros cúbicos. Se cree que apareció en Europa hace alrededor de 40.000 años. El homo sapiens es el que protagonizó, a partir del año 10.000 a.C., cambios muy importantes en la organización económica y social, como las primeras formas de agricultura y domesticación de animales, y la vida en ciudades.

PARACAS NECRÓPOLIS (100 A. C. - 200 D. C.)
La cultura de las Paracas Necrópolis es continua a la Paracas de las Cavernas. Estas fase es delimitada temporalmente desde el fin de la fase cavernas, es decir desde el 200 a. C. hasta los primeros años después de Cristo. Esta se desarrolla en un área más amplia que la primera que va desde el río Pisco hasta la quebranta de Topará.

La denominación de las Necrópolis Paracas viene, como es fácil suponer, de la existencia de necrópolis. Los sepulcros consisten en grandes cámaras funerarias, en construcciones mucho más avanzadas que suponen varias hileras de cuartos subterráneos. Además de la riqueza del contenido.


Entre las ofrendas que se encuentran en el interior constan diferentes tipos de fardos, algunos de una complejidad sorprendente y varios objetos. Pero a diferencia de estas tumbas descritas, también existen varias tumbas sin ningún tipo de ornamenta. Lo que supone que había una diferenciación social. Existían ya clases altas y clases bajas. Clases que poseían y clases que no.

Las tumbas muestran que la clase dominante igualmente tenía el poder religioso lo que le permitía seguramente tener privilegios con respecto a la población. Dentro de esos privilegios, estaban los sepulcros exuberantes.
Los tejidos de la época son los más complejos. Los que más vale la pena resaltar son aquellos que recubrían las momias puesto que son de mayor tamaño, de mayor calidad y suponen una técnica superior en muchos aspectos de la producción. Hechas en telas, estas suponen la primera evidencia de este tipo de manufactura en todo el continente americano. Ellos van a utilizar principalmente el algodón y la lana de camélidos americanos.


Además, ellos se permitían bordar sus tejidos, lo que les permitía una mayor versatilidad en cuestión de diseño, por ende los colores vistosos y las creaciones complejas. Se representa entre otros a personajes sosteniendo cabezas trofeo, báculos, con fajas que se atan a la cintura con forma de serpientes bicéfalas. A esto se añaden significados religiosos tales como cuchillos ceremoniales, narigueras, bigoteras. Destacan igualmente los diseños con temática naturalista. Estos son principalmente animales: serpientes, felinos, aves, peces, pero también existen representaciones de frutos, flores y otros. Se dice que los textiles de esta época corresponden a los más bellos textiles el textil precolombino.

Curiosamente, la cerámica e la cultura de las Necrópolis Paracas, al contrario de su predecesora, no es tan desarrollada. Esta mantiene la forma ya descrita pero pierde mucho en lo que es decoración, se vuelve de color amarillento, y en abundancia. Es en efecto una cerámica mucho menos desarrollada y de paredes menos finas, lo que denota una imperfección en el trabajo y perdida de habilidad de los orfebres en la época de Paracas necrópolis. Julio C. Tello vio que Paracas no era una cultura organizada como la que había descubierto en otras oportunidades.
COMO SE ORIGINO LA NECRÓPOLIS PARACAS,

Paracas, como zona arqueológica, fue descubierta en el año 1925, en los lugares denominados Cabeza Larga y Cavernas. Posteriormente en 1927 encontraron un tercer sitio arqueológico, al pie del Cerro Colorado, entre los dos anteriores de Cavernas y Cabezas Largas; el lugar se ha denominado La Necrópolis Paracas, y se trata de un enorme cementerio, toda una ciudad habitada por muertos enterrados con ropajes lujosos, adornados con objetos ceremoniales y simbólicos.

A cada compartimiento se le denominó "cámaras funerarias", de las que había de diferente tamaño, recolectando en total 429 fardos funerarios, envueltos en maravillosos mantos bordados. Las cámaras habían sido construidas sobre los restos de poblaciones más antiguas.

Cada fardo contenía al difunto en posición fetal, envuelto en maravillosos mantos y colocado sobre una canasta. Generalmente iba acompañado de ofrendas, como caracoles, cetros, un turbante, platos de cerámica con algunas mazorcas de maíz, algunas piezas menores de oro cosidas a los mantos, así como instrumentos de cirugía o artefactos para tejer. El fardo era un completo ajuar funerario, cuidadosamente colocado con el difunto para acompañarlo en su viaje final, pudiendo entender que cada objeto tuvo una relación, en vida, directa con el difunto.

Otro de los aspectos que llama la atención en la cultura Paracas es la "trepanación de cráneos", desconociendo hasta el momento qué las originó; sin embargo, existen teorías que afirman que en esa época las fracturas de cráneo eran constantes en las batallas, otra idea propone que cuando se presentaban dolores de cabeza se hacían trepanaciones.

Como se realizaban las Trepanaciones Craneanas de Parcas.

La operación se efectuaba anestesiando al paciente; se cree que la coca, el alcohol y hasta la hipnosis pudieron servir de analgésicos. Luego con un cuchillo de obsidiana, que cumplía las funciones de bisturí, se cortaba el cuero cabelludo y los músculos necesarios hasta llegar al hueso. Ahí había tres opciones: retirar el área afectada, la que se delimitaba con pequeñas y continuas trepanaciones, limpiar y pulir el hueso que podía estar con fisuras, para que suelde debidamente, y finalmente cortar el perímetro y substituirlo por una placa de oro, después de lo cual se cerraba y se colocaban vendajes.

Otro aspecto muy intrigante es la deformación voluntaria de los cráneos, desconociendo hasta el momento el porqué de las frecuentes deformaciones craneanas en la cultura
Paracas, si era parte de un ritual mágico o religiosos o tal vez un detalle estético. El procedimiento para la deformación era colocando unas almohadillas con armazón de varillas de madera, que colocaban en la frente y en la parte posterior de la cabeza del recién nacido, hasta el momento en que la deformación era irreversible. Se sabe que dicho procedimiento no causaba ninguna tara, pero se desconoce si alteraba la percepción de la realidad.

Trepanación craneana Paracas
La trepanación craneana Paracas consistía en perforar hábilmente con puntas de obsidiana una parte del hueso craneano, el cuál era posteriormente cubierto por una lámina de oro u otro metal.
Esta práctica de la trepanación en paracas es más extensa y perfecta que en cualquier otro lugar del mundo; Una trepanación craneana se tornaba delicadísima, porque cualquier desliz del cuchillo de obsidiana hacía llegar su hoja a la masa cerebral, causando un daño irreparable o tal vez la misma muerte. Pero la mano segura del cirujano esgrimía el cuchillo con pericia, logrando la penetración necesaria en la corteza osea, sin detrimento del encéfalo.
Las anestesias debieron cumplir un papel importante a estas alturas, la chicha macerada o el San Pedro (potente alucinógeno), sirvieron para adormecer al paciente.


Profundizamos el estudio Sobre
LA TREPANACIÓN CRANEANA DE PARACAS

La trepanación craneana es una técnica quirúrgica empleada por los paracas, a través de la cual se intervenía al paciente que había sufrido traumatismo craneano. Esta práctica tal vez debió surgir de la guerra. En ella, los gruesos turbantes de algodón no siempre supieron amortiguar los golpes contundentes de la porra estrellada de piedra. A la ineficacia del turbante, en estos casos, se debieron los hundimientos y astillamientos del casquete craneal, lo que acarreo el tullimiento parcial o total del individuo, sino la perdida del conocimiento por un tiempo que podía ser indefinido. Para combatir estos casos; y posiblemente los de algunas enfermedades, estaba la trepanación.

El cirujano empezaba por descarnar la herida doblando el cuero cabelludo hacia fuera, a continuación limpiaba la zona dejando a la vista el hueso magullado. Las anestesias debieron cumplir un papel importante a estas alturas, la chicha macerada o el San Pedro (potente alucinógeno), sirvieron para adormecer al paciente. La operación se tornaba delicadísima, por que cualquier desliz del cuchillo de obsidiana hacía llegar su hoja a la masa cerebral, causando un daño irreparable o tal vez la misma muerte. Pero la mano segura del cirujano esgrimía el cuchillo con pericia, logrando la penetración necesaria en la corteza osea, sin detrimento del encéfalo.

Hechos los dos primeros cortes, se procedía a realizar otros dos, paralelos entre sí y perpendiculares con relación a los anteriores, a los cuales tocaban en cuatro momentos, lográndose de este modo cortar en su totalidad la parte del casquete dañado por el golpe. Posteriormente, siempre mediante el cuchillo, accionándolo a manera de palanca, se hacía saltar la capa ósea en mal estado, liberándola completamente, por lo que esa parte del cerebro quedaba al descubierto e iluminada por vez primera por el sol. Luego, siempre cuidando de evitar la infección, la herida era cerrada y suturada, el cuero cabelludo volvía a su lugar y la intervención quirúrgica quedaba concluida. En otros casos, lejos de utilizarse el sistema de los corte en el hueso, se empleó el de la perforación sucesiva al rededor de la zona afectada.

Las perforaciones se intercalaban con nuevas perforaciones hasta que, cerrada y rodeada por los puntos perforantes se hacía saltar a la tapa ósea y quedaba la zona para trepanar completamente libre. El instrumental quirúrgico con el que se hacía esta operación portentosa, es posible conocerlo el día de hoy, pues “en una de las cavernas se encontró un paquete conteniendo cuchillos de obsidiana provistos de sus respectivos mangos manchados de sangre junto con una cucharilla o cureta de dientes de cachalote, roscas de algodón para proteger las heridas, paños, vendas e hilos”.

Esta práctica de la trepanación en paracas es más extensa y perfecta que en cualquier otro lugar del mundo; su mérito estriba en haberse efectuado “in vivo”, esto es en hombre con vida, y no “post mortem”, en cadáver; pero la mayor gloria de la trepanación de Paracas es que el paciente sobrevivió a la operación. Consta esto por la “callosidad osea” que sólo se da con los años y nunca se forma en los muertos. Se trata de una soldadura absoluta entre las paredes de los huesos cortados o perforados y la capa de metal que, a causa de las secreciones cálcicas óseas, queda encajada, segura e inmóvil ¡maravilla de la antigüedad peruana que tuvo por autor al cirujano indio!.
¿QUÉ ES UNA TREPANACIÓN?
La trepanación es una práctica médica que consiste en agujerear el cráneo. Antiguamente se realizaba con el objetivo de eliminar enfermedades consideradas de origen cerebral, mientras que en la actualidad se emplea como acceso quirúrgico en algunas operaciones de neurocirugía, como es el caso de tumores cerebrales o para tratar el hematoma subdural (acumulación de sangre en la superficie del cerebro) o cuando cursan con hipertensión intracraneal(término médico que define a un incremento en la presión hidrostática del interior de la cavidad craneal).
La trepanación ha sido llevada a cabo tanto por razones médicas como místicas, y de su práctica tenemos indicios desde la era neolítica, pues se han descubierto cráneos trepanados. Se cree, por pinturas encontradas en cuevas, que el hombre neolítico creía que este tipo de cirugía podía curar ataques de epilepsia, migrañas y desórdenes mentales. En la antigua Grecia, Hipócrates explicó el procedimiento para realizar una trepanación. Esto también se practicó en la Cultura Paracas (Perú), donde al finalizar la operación se colocaba una lámina de oro para que se cerrara la herida.

De la misma forma fue practicado por la civilización Inca con el propósito de eliminar fragmentos de huesos o armas, que quedaban incrustadas en el cráneo, luego de accidentes o enfrentamientos bélicos. Uno de los instrumentos utilizados en la cirugía inca, fue el “Tumi” o cuchillo de metal en forma de “T”. Como anestesia se usaba la coca y la chicha en grandes cantidades y se sabe que también conocieron el uso de vendas.
Las Tumas de Paracas

Por el oro encontrado en las Tumbas Paracas se sabe que fueron grandes orfebres. El oro lo conseguían en forma de pepita y las fundían cuando contaban con una buena cantidad, fundiéndolas y luego formando barras que al final eran laminadas por medio del martilleo, formando hilos tan delgados como un cabello humano; después podían cortar, repujar, martillar o incluir un dibujo, fabricando diademas con diseños de vencejos; también existen orejas de felino, narigueras que simulaban bigotes de felino o picos de aves.

Textileria Paracas

Finalmente podemos afirmar que la técnica para la elaboración de tan bellos mantos va desde el cultivo de la fibra y los tintes empleados, hasta los instrumentos usados. Se sabe que producían sus telas usando el telar de cintura, en el que se hacía el trabajo sencillo para uso diario. Las telas más sofisticadas eran elaboradas con técnicas complejas usando algodón y lana.

Los Paracas también elaboraban redes para pescar, debido a que se encontraban asentados muy cerca del mar, por lo que era muy importante para ellos el tener herramientas de trabajo que le ayudaran en su labor.

Los hombres de la Cultura Paracas usaban cotidianamente un turbante llamado “llanto”, así como un unku, una especie de camisa sin mangas que les llegaba a la cintura, algunas veces empleaban escalvinas que se asemejaban a pequeños ponchos, y los hombres usaban un taparrabos y las mujeres un faldón. Calzaban sandalias de fibra vegetal, que podían combinarse con lana y cuero de algún mamífero.

Existe una anécdota que le sucedió al Dr. Julio C. Tello, la que cuenta que en una de sus tantas labores de apertura de un fardo funerario, después de haber tomado las precauciones necesarias, procedieron a retirar capa por capa cada manto que cubría el fardo, encontrando vistosos textiles y finamente bordados, así como ofrendas colocadas entre cada uno de ellos, y al llegar al final y abrir el fardo no se encontró nada en su interior, únicamente una pequeña bolsa con frijoles negros. Nunca sabremos qué pasó.

Más Sobre los Tejidos de Paracas

Los tejidos Cavernas se caracterizan por ser de tipo geométrico y rígido, predominando la técnica de doble tela. En ellos existe aún una fuerte reminiscencia en la representación del felino o seres antropomorfos geometrizados con cabellos serpentiformes.

Los tejidos Necrópolis, en cambio, presentan mayor maestría y delicadeza en los diseños debido a que eran bordados, lo cual permitía obtener hermosos motivos y creaciones llenas de color.


Se representa “Personajes” sosteniendo báculos o cabezas trofeo con fajas que atan a su cintura y se transforman en serpientes bicéfalas, con tocados rematados en un cuchillo ceremonial, nariguera, bigotera, etc. En segundo orden, destacan los diseños naturalistas tomados tanto de flora y fauna tales como: serpientes, aves, felinos, peces, frutos, flores, etc.


A esta época corresponden los mantos ceremoniales que se caracterizan por presentar una tela llana base sobre la cual se bordan los motivos decorativos en lana de camélido teñido en la más diversa armonía de colores, haciendo de estos tejidos los más bellos del arte textil

Una de las razones que más ha contribuido para dar a conocer a la cultura Paracas es la riqueza de sus textiles, resaltando los que pertenecen al periodo de Paracas Necrópolis, que tiene una antigüedad de 500 años ac y constituye una expresión cultural de máxima belleza.

Desde la época de la conquista se documenta la presencia de estos textiles, conociendo que se ofrecían textiles como parte integral de negociaciones diplomáticas y militares, como bienes de sacrificio en las ceremonias religiosas y como vestimenta para la muerte.


Es importante observar que los textiles tienen una constante asociación con círculos de alto poder. Los gobernantes de más alto nivel tenían más textiles, tanto en vida como en el descanso final, lo que podría considerarse como símbolo de riqueza; incluso existen ritos que consideran el sacrificio de un textil, por lo que podemos entender su importancia en la sociedad de la Cultura Paracas.

Un aspecto interesante de la religión, en la Cultura Paracas y en todas las culturas prehispánicas, de las que se tiene conocimiento, es el culto a los muertos, demostrando un profundo interés en mantener un sincretismo que incluya todas las tradiciones y ritos, trasmitidos a través de generaciones, así como un infinito cuidado al hacer sus cementerios, fardos funerarios, mantos que cubrían a los difuntos y cada ofrenda y artículo que acompañaban al difunto hacia su viaje final.


CONCLUSIONES Y RESUMEN DE LA CULTURA PARACAS

Paracas, como zona arqueológica, fue descubierta en el año 1925, en los lugares denominados Cabeza Larga y Cavernas. Posteriormente en 1927 encontraron un tercer sitio arqueológico, al pie del Cerro Colorado, entre los dos anteriores de Cavernas y Cabezas Largas; el lugar se ha denominado La Necrópolis Paracas, y se trata de un enorme cementerio, toda una ciudad habitada por muertos enterrados con ropajes lujosos, adornados con objetos ceremoniales y simbólicos. A cada compartimiento se le denominó "cámaras funerarias", de las que había de diferente tamaño, recolectando en total 429 fardos funerarios, envueltos en maravillosos mantos bordados. Las cámaras habían sido construidas sobre los restos de poblaciones más antiguas.

Cada fardo contenía al difunto en posición fetal, envuelto en maravillosos mantos y colocado sobre una canasta. Generalmente iba acompañado de ofrendas, como caracoles, cetros, un turbante, platos de cerámica con algunas mazorcas de maíz, algunas piezas menores de oro cosidas a los mantos, así como instrumentos de cirugía o artefactos para tejer. El fardo era un completo ajuar funerario, cuidadosamente colocado con el difunto para acompañarlo en su viaje final, pudiendo entender que cada objeto tuvo una relación, en vida, directa con el difunto.

Otro de los aspectos que llama la atención en la cultura Paracas es la "trepanación de cráneos", desconociendo hasta el momento qué las originó; sin embargo, existen teorías que afirman que en esa época las fracturas de cráneo eran constantes en las batallas, otra idea propone que cuando se presentaban dolores de cabeza se hacían trepanaciones. La operación se efectuaba anestesiando al paciente; se cree que la coca, el alcohol y hasta la hipnosis pudieron servir de analgésicos.

Luego con un cuchillo de obsidiana, que cumplía las funciones de bisturí, se cortaba el cuero cabelludo y los músculos necesarios hasta llegar al hueso. Ahí había tres opciones: retirar el área afectada, la que se delimitaba con pequeñas y continuas trepanaciones, limpiar y pulir el hueso que podía estar con fisuras, para que suelde debidamente, y finalmente cortar el perímetro y substituirlo por una placa de oro, después de lo cual se cerraba y se colocaban vendajes.
Otro aspecto muy intrigante es la deformación voluntaria de los cráneos, desconociendo hasta el momento el porqué de las frecuentes deformaciones craneanas en la cultura

Paracas, si era parte de un ritual mágico o religiosos o tal vez un detalle estético. El procedimiento para la deformación era colocando unas almohadillas con armazón de varillas de madera, que colocaban en la frente y en la parte posterior de la cabeza del recién nacido, hasta el momento en que la deformación era irreversible. Se sabe que dicho procedimiento no causaba ninguna tara, pero se desconoce si alteraba la percepción de la realidad.

Por el oro encontrado en las Tumbas Paracas se sabe que fueron grandes orfebres. El oro lo conseguían en forma de pepita y las fundían cuando contaban con una buena cantidad, fundiéndolas y luego formando barras que al final eran laminadas por medio del martilleo, formando hilos tan delgados como un cabello humano; después podían cortar, repujar, martillar o incluir un dibujo, fabricando diademas con diseños de vencejos; también existen orejas de felino, narigueras que simulaban bigotes de felino o picos de aves.

Finalmente podemos afirmar que la técnica para la elaboración de tan bellos mantos va desde el cultivo de la fibra y los tintes empleados, hasta los instrumentos usados. Se sabe que producían sus telas usando el telar de cintura, en el que se hacía el trabajo sencillo para uso diario. Las telas más sofisticadas eran elaboradas con técnicas complejas usando algodón y lana.

Los Paracas también elaboraban redes para pescar, debido a que se encontraban asentados muy cerca del mar, por lo que era muy importante para ellos el tener herramientas de trabajo que le ayudaran en su labor.

Los hombres de la Cultura Paracas usaban cotidianamente un turbante llamado llanto, así como un unku, una especie de camisa sin mangas que les llegaba a la cintura, algunas veces empleaban escalvinas que se asemejaban a pequeños ponchos, y los hombres usaban un taparrabos y las mujeres un faldón. Calzaban sandalias de fibra vegetal, que podían combinarse con lana y cuero de algún mamífero.

Existe una anécdota que le sucedió al Dr. Julio C. Tello, la que cuenta que en una de sus tantas labores de apertura de un fardo funerario, después de haber tomado las precauciones necesarias, procedieron a retirar capa por capa cada manto que cubría el fardo, encontrando vistosos textiles y finamente bordados, así como ofrendas colocadas entre cada uno de ellos, y al llegar al final y abrir el fardo no se encontró nada en su interior, únicamente una pequeña bolsa con frijoles negros. Nunca sabremos qué pasó.

Los tejidos Cavernas se caracterizan por ser de tipo geométrico y rígido, predominando la técnica de doble tela. En ellos existe aún una fuerte reminiscencia en la representación del felino o seres antropomorfos geometrizados con cabellos serpentiformes.

Los tejidos Necrópolis, en cambio, presentan mayor maestría y delicadeza en los diseños debido a que eran bordados, lo cual permitía obtener hermosos motivos y creaciones llenas de color. Se representa personajes sosteniendo báculos o cabezas trofeo con fajas que atan a su cintura y se transforman en serpientes bicéfalas, con tocados rematados en un cuchillo ceremonial, nariguera, bigotera, etc.

En segundo orden, destacan los diseños naturalistas tomados tanto de flora y fauna tales como: serpientes, aves, felinos, peces, frutos, flores, etc.

A esta época corresponden los mantos ceremoniales que se caracterizan por presentar una tela llana base sobre la cual se bordan los motivos decorativos en lana de camélido teñido en la más diversa armonía de colores, haciendo de estos tejidos los más bellos del arte textil

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